De todas las actuaciones deportivas que hemos visto en los Juegos Olímpicos 2008, sin duda es la de Michael Phelps la que más ha llamado la atención.
Muchos de nosotros, junto a periodistas deportivos, colegas y espectadores no paramos de pensar cómo ha hecho este joven nadador para lograr tales marcas inéditas.
Integrantes de su grupo de entrenadores, así como otros especialistas del tema, nos muestran cómo, además de su entrenamiento y dedicación, su cuerpo fue una herramienta crucial para alcanzar tal desempeño.
Phelps tiene un cuerpo privilegiado y cada una de sus partes colabora con sus movimientos.
En primer lugar, sus brazos de gran longitud son la excepción a la regla que señala que el ancho que ocupamos con los brazos extendidos debe ser semejante a nuestra altura.
El fenómeno de la natación es distinto en ésto, ya que mide 196 cm y sus brazos abiertos alcanzan los 208 cm. Ésto le ofrece unas palancas perfectas para impulsarse en el agua.
En segundo lugar, sus piernas nos permiten pronosticar una altura de 1.80 metros, pero en realidad su talla es superior y esto se debe a su enorme torso que le ayuda a superar lo que otros nadadores sufren debido a que las piernas desaceleran el arrastre por el agua, explica Steve Parry, ex nadador olímpico británico.
Otro aspecto importante es su metabolismo, ya que a pesar de su dieta de 12.000 calorías diarias, Phelps sólo posee un 4% de grasa corporal, lo cual permite maximizar su esfuerzo y alcanzar mayor velocidad.
Además, todos los deportistas producen ácido láctico y éste en exceso es responsable de fatiga. Pero, según explica el doctor Villa de la Facultad de Medicina Deportiva de la Universidad de León, Phelps tiene la mitad de cargas de ácido láctico de lo que es normal y eso le brinda la posibilidad de recuperar mejor tras el esfuerzo.
Ésto explicaría su capacidad para saltar de una prueba a otra sin modificar su excepcional desempeño y seguir ganando medallas.
Entre otros detalles de su cuerpo, Phelps posee una doble articulación en sus tobillos que le permiten movilizar los pies con gran agilidad como verdaderas aletas.
Por supuesto que en este sentido, su flexibilidad es clave para lograr el desempeño increíble de este fenómeno de la natación.
No podemos olvidar que gran parte del rendimiento deportivo viene determinado por lo genes, que entre otras cosas, contribuyen con la forma del cuerpo. Pero si su entrenamiento y estilo de vida no acompañaran a la genética como lo hacen, pues este nadador no sería lo que es.
La verdad que a pesar de estas explicaciones, no puedo dejar de pensar en el carácter fenomenal e increíble de su desempeño.
Muchos de nosotros, junto a periodistas deportivos, colegas y espectadores no paramos de pensar cómo ha hecho este joven nadador para lograr tales marcas inéditas.
Integrantes de su grupo de entrenadores, así como otros especialistas del tema, nos muestran cómo, además de su entrenamiento y dedicación, su cuerpo fue una herramienta crucial para alcanzar tal desempeño.
Phelps tiene un cuerpo privilegiado y cada una de sus partes colabora con sus movimientos.
En primer lugar, sus brazos de gran longitud son la excepción a la regla que señala que el ancho que ocupamos con los brazos extendidos debe ser semejante a nuestra altura.
El fenómeno de la natación es distinto en ésto, ya que mide 196 cm y sus brazos abiertos alcanzan los 208 cm. Ésto le ofrece unas palancas perfectas para impulsarse en el agua.
En segundo lugar, sus piernas nos permiten pronosticar una altura de 1.80 metros, pero en realidad su talla es superior y esto se debe a su enorme torso que le ayuda a superar lo que otros nadadores sufren debido a que las piernas desaceleran el arrastre por el agua, explica Steve Parry, ex nadador olímpico británico.
Otro aspecto importante es su metabolismo, ya que a pesar de su dieta de 12.000 calorías diarias, Phelps sólo posee un 4% de grasa corporal, lo cual permite maximizar su esfuerzo y alcanzar mayor velocidad.
Además, todos los deportistas producen ácido láctico y éste en exceso es responsable de fatiga. Pero, según explica el doctor Villa de la Facultad de Medicina Deportiva de la Universidad de León, Phelps tiene la mitad de cargas de ácido láctico de lo que es normal y eso le brinda la posibilidad de recuperar mejor tras el esfuerzo.
Ésto explicaría su capacidad para saltar de una prueba a otra sin modificar su excepcional desempeño y seguir ganando medallas.
Entre otros detalles de su cuerpo, Phelps posee una doble articulación en sus tobillos que le permiten movilizar los pies con gran agilidad como verdaderas aletas.
Por supuesto que en este sentido, su flexibilidad es clave para lograr el desempeño increíble de este fenómeno de la natación.
No podemos olvidar que gran parte del rendimiento deportivo viene determinado por lo genes, que entre otras cosas, contribuyen con la forma del cuerpo. Pero si su entrenamiento y estilo de vida no acompañaran a la genética como lo hacen, pues este nadador no sería lo que es.
La verdad que a pesar de estas explicaciones, no puedo dejar de pensar en el carácter fenomenal e increíble de su desempeño.